Las razones por las que nunca verás a un tiburón blanco en un acuario.
El pasado mes de enero, tras tres días vagando desorientado y chocándose contra las paredes de cristal del tanque, el único tiburón blanco que existía en cautividad murió en Japón.
Al llegar al acuario Okinawa Churaumi el animal se negó a comer y, de acuerdo con las declaraciones, "De repente fue a peor". Rápidamente su vida acabó de consumirse.
Al llegar al acuario Okinawa Churaumi el animal se negó a comer y, de acuerdo con las declaraciones, "De repente fue a peor". Rápidamente su vida acabó de consumirse.
Este es solo el último capítulo de una historia que no ha parado de repetirse en el desde el año 1955, cuando el primer tiburón blanco fue exhibido en un acuario, concretamente en el Marineland of the Pacific. En esa ocasión el animal tardó menos de un día en fallecer.
Algunas especies de tiburón parecen adaptarse a la vida en cautividad, pero este no es el caso del tiburón blanco. El depredador más temido del océano es el trofeo que todos los acuarios del mundo aspiran a poseer, pero la historia ha demostrado una y otra vez la triste y corta existencia que les espera a estos animales cuando se los encierra.
El primer tiburón blanco en sobrevivir una temporada tras ser capturado aguantó durante 16 días en Sea World en el año 1981. Nada similar volvió a suceder hasta el año 2004, cuando el acuario de Monterrey exhibió a una hembra de tiburón blanco durante 198 días, siendo la primera ocasión en la que se consiguió alimentar a un animal de esta especie en cautividad. Poco tiempo después, atacó a otros dos tiburones que se encontraban en el tanque con ella, por lo que decidieron devolverla al mar. Otros han sido encerrados en tanques, pero la mayoría de ellos han sido liberados o han muerto en cautiverio.
Hay varios factores que convierten a los tiburones blancos en unos terribles candidatos para vivir en cautividad.
1)
Son especies migratorias que acostumbran a viajar largas distancias. Científicos descubrieron que ciertos especímenes que tenían en seguimiento se desplazaron de una punta a la otra del mundo, uno incluso cruzó el océano Atlántico. No pueden adaptarse a un lugar tan restringido.
2)
Los tiburones necesitan estar en movimiento para poder respirar, si no están en movimiento el agua no pasa por sus branquias, por lo que es indispensable para ellos disponer de un gran volumen de agua para mantenerse con vida. Muchos tiburones han llegado ya moribundos a los tanques por haber sido desplazados hasta allí en espacios demasiado reducidos.
3)
En la mayoría de ocasiones, como pasó hace poco en Japón, los tiburones se golpean la nariz contra el cristal de los tanques. El tiburón capturado en Monterrey acabó por desarrollar una lesión a causa de chocar continuamente contra el vidrio. Es probable que este problema se vea agravado por el sentido de electrorecepción que tiene esta especie. Esta habilidad les permite sentir las cargas eléctricas presentes en el agua que les rodea. Los científicos han teorizado que las pequeñas cargas eléctricas que se producen en los cristales pueden interferir en su capacidad para detectar el cristal.
4)
Los tiburones son animales mucho más agresivos que el resto de animales marinos presentes en un acuario, por lo que controlar su comportamiento en un espacio de este tipo es una tarea casi imposible.
5)
Alimentarlos es también un problema. A menos de que la comida sea terriblemente escasa, un depredador nunca se alimentará de animales muertos. Los empleados del acuario deberían suministrar al tiburón animales vivos dentro del tanque para asegurarse de que coma, lo cual implica dificultades logísticas y escenas que probablemente no quieran mostrar a los visitantes.
Lo lógico sería que después de tantos intentos fracasados y tantos tiburones blancos que han fallecido sufriendo, los acuarios del mundo dejaran de empeñarse en encerrar animales que ni si quiera serán capaces de mantener con vida. Pero todo apunta a que lo sucedido en Japón será solo una página más en la lista de desgracias producidas por el afán del hombre por controlar la naturaleza.